Típico. Conoces a alguien. Empezáis a quedar. Parece que va bien la cosa. Pero, en una de estas, te suelta un “no te irás a enamorar de mí, ¿verdad? Que yo no quiero nada serio, ¿eh? Un chico/chica como yo, no te conviene”.

 

¿Y tú qué haces? Hoooombre por favor, pues desobedecer. Tú ves ahí un reto. ¿Que este me lo va a poner difícil? Pues más me gusta, claro que sí. Errorrr, meeeeek, errrorrrrr.

 

“No te enamores de mí” es una frase cargada de información. Contiene indicaciones, consejos y advertencias. En un arrebato de “generosidad”, él o ella te cuenta que sufrió la traición de alguna ex, que no ha podido superarlo y que prefiere ser sincer@ para evitar malentendidos y que “te hagas ilusiones”.

 

Puede que hablen desde el miedo, por malas experiencias pasadas o porque no lo ven nada claro contigo y es una manera de ponerte el STOP, de decirte que no te ven como nada más. Pero ese es otro tema.


Para estas personas, la “no implicación/vinculación” es su modus vivendi. Al menos, en esta etapa de su vida. Lo cual es perfectamente aceptable. No se desnudan para intimar, no quieren “complicarse la vida”, sufrir, mostrar su vulnerabilidad, comprometerse ni profundizar en una relación.

 

Ahora bien… Para ti, esa información debería ser suficiente como para salir de ahí corriendo si no buscas lo mismo que ella o él. Pero te quedas en esa historia, te enganchas.

 

¿Sabes por qué caes en la trampa? Porque para nuestro ego resulta muuuy tentador creer que “esta vez sí”. “Conmigo sí que sí”. “Yo seré quien enamore al chico/chica que nunca se enamora”.

 

Y claro, te frustras. Porque la realidad es que él o ella te lo avisó. Y tú te metiste solit@ en esa guerra. Te digo una cosa…Es un acto de amor propio valorar el coste emocional que te supondrá quedarte ahí. Y si te sale a devolver, lo mejor que puedes hacer es irte. La clave para ganar esta guerra es no participar en ella. Simple. Cogemos nuestras cosas y nos vamos. Y aceptamos que las personas no somos “retos que conseguir” y que nuestras conquistas no son “medallas que colgarnos”.

 

Porque puede que, si te pones a pensar fríamente, incluso te des cuenta de que no te gusta tanto como crees o te cuentas. Lo que te gusta es el reto.

 

Y aunque te gustara, si ya te está poniendo condiciones, ¿no tienes la sensación de estar en una posición vulnerable, desde la cual no eliges sino que esperas “ser elegid@?

 

A veces pasamos por alto señales muy evidentes. Y cuando viene la caída, pensamos, “madre mía… ¿Cómo no me di cuenta antes? Si hasta me lo dijo…

 

Porque sí, la persona te lo dice. Quedarte en esa historia por si “algún día te conoce y cambia de opinión”…Como digo, te coloca en una posición desde la cual no eliges sino que esperas a ser elegid@.

 

En definitiva… Dejemos el ego aparcado y quedémonos donde nos quieran, valoren, aprecien y donde podamos ser nosotr@s en todas las versiones. Sin disimular, sin reprimirnos, sin prohibirnos. Y sin tener que esforzarnos porque nos vean o por gustar al otro. Porque esto me pone en una posición de “tener que esforzarme y currármelo” para que se fije en mí. Y el amor no es eso, no surge desde ahí.

Cuando alguien te diga “no te enamores de mí”, hazles caso 😉

¿Has vivido alguna situación como esta? ¿Tienes la sensación de tropezar con las mismas piedras a menudo?

 

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Escríbeme a través de info@metamorfoseando.com

¿Y tú qué haces? Hoooombre por favor, pues desobedecer. Tú ves ahí un reto. ¿Que este me lo va a poner difícil? Pues más me gusta, claro que sí.

Errorrr, meeeeek, errrorrrrr.

“No te enamores de mí” es una frase cargada de información. Contiene indicaciones, consejos, advertencias y un pelín de soberbia también. En un arrebato de “generosidad”, él te cuenta que sufrió la traición de alguna ex, que no ha podido superarlo y que prefiere ser sincero para evitar malentendidos y que “te hagas ilusiones”.

Puede que hablen desde el miedo, por malas experiencias pasadas o porque no lo ven nada claro contigo y es una manera de ponerte el STOP, de decirte que no te ven como nada más. Pero ese es otro tema.
Estas personas presumen de esa “no implicación/vinculación”. Se sienten muy deseables, se enorgullecen de su soltería y de su aspecto de “chicos duros”. No les avergüenza su problema, para ellos es un signo de virilidad. No se desnudan para intimar, no quieren “complicarse la vida”, sufrir, mostrar su vulnerabilidad, comprometerse ni profundizar en una relación. Lo cual es perfectamente respetable.

Ahora bien… Para ti, esa información debería ser suficiente como para salir de ahí corriendo si no buscas lo mismo que él. Pero te quedas en esa historia, te enganchas. ¿Sabes por qué caes en la trampa? Porque para nuestro ego resulta muuuy tentador creer que “esta vez sí”. “Conmigo sí que sí”. “Yo seré quien enamore al chico/chica que nunca se enamora”.

Y claro, te frustras. Porque la realidad es que él o ella te lo avisó. Y tú te metiste solit@ en esa guerra. Te digo una cosa…Es un acto de amor propio valorar el coste emocional que te supondrá quedarte ahí. Y si te sale a devolver, lo mejor que puedes hacer es pirarte. La clave para ganar esta guerra es no participar en ella. Simple. Cogemos nuestras cosas y nos vamos. Y aceptamos que las personas no somos “retos que conseguir” y que nuestras conquistas no son “medallas que colgarnos”.

Porque puede que, si te pones a pensar fríamente, incluso te des cuenta de que no te gusta tanto como crees o te cuentas. Lo que te gusta es el reto. Y aunque te gustara, si ya te está poniendo condiciones, qué necesidad tienes tú de ir ahí a intentarlo. Si lo más probable es que acabes haciéndote pupita.

Ellos están siendo muy sinceros. Te están dando a elegir. Si te quedas, sabes lo que hay: momentos de pasar el rato, “jijijaja” pero no esperes que conozca a tu familia. Ni tú a la suya. No vas a tener el status de novi@ oficial. Quedarte en esa historia por si “algún día te conoce y cambia de opinión”… I mean… Te coloca en una posición vulnerable. Desde la cual no eliges sino que esperas a ser elegid@.

En definitiva… Dejemos el ego aparcado y quedémonos donde nos quieran, valoren, aprecien y donde podamos ser nosotras en todas las versiones. Sin disimular, sin reprimirnos, sin prohibirnos. Y sin tener que esforzarnos porque nos vean o por gustar al otro. Porque esto me pone en una posición de “tener que esforzarme y currármelo” para que se fije en mí. Y el amor no es eso, no surge desde ahí. Así que no, amigo, yo tampoco quiero ser la nena que te enamore.