No sé a vosotros pero a mí la vida no me da pa’ más. Y eso que vivo en una ciudad pequeña, donde las distancias son cortas y no tengo que comerme atascos ni hacer trasbordos ni emplear horas para llegar al o volver del trabajo.
La cuestión es: tenemos 24h y según nos han dicho hay que dormir 8, trabajar otras 8 y las 8 restantes deberían ir para el ocio y disfrute personal. Ajam, me río yo de esto último J
Pero es que, en ese rango de tiempo, también debemos hacer ejercicio, las tareas de casa, la comida del día siguiente y pobre del que tenga hijos y cargas familiares. Vamos, que ni el más aplicado llega a tiempo a todo.
¿Resultado? Echas más horas de las debidas en el trabajo, acabas cenando a las mil y monas y lo de irse a la cama pronto, un chiste. Un par de capítulos en Netflix caen fijo (a veces acaban convirtiéndose en la temporada entera. Y lo sabes). Así que te vas a la cama tardísimo pero el despertador sigue sonando a las 7 (con suerte) y el resultado es que acaba el día y ni has dormido 8h, ni has hecho deporte, ni la mitad de todo lo que tú, optimista de la vida, te habías marcado para el día.
Creo que es un mal común a todos pero me niego a creer que no existe solución posible así que, en estos días de relax que he tenido, me he puesto a pensar y chicos, ¿adivináis qué? Creo que he encontrado la fórmula J
Esa es la buena noticia. La mala es que no sé si os va a gustar. Y que creo que no es nada nuevo que no sepáis ya.
Me hace gracia cuando nos ponemos excusas o nos autoengañamos justificando no haber hecho tal cosa por falta de tiempo cuando, la realidad, es que el tiempo es igual para todos. TODOS tenemos 24h y si a tu vecino le ha dado para hacer lo que se había marcado no creo que sea por casualidad. Supongo que más que de tiempo, deberíamos hablar de PRIORIDADES. ¿Te has preguntado alguna vez cuáles son las tuyas?
Cuando volví a España en Diciembre tenía claro que no iba a quedarme aquí a cualquier precio. Volví con una idea más clara de cómo construir mi vida a partir de ahora. Y para mí el vivir en una ciudad muy grande no era negociable. Sería un sinsentido querer disponer de más tiempo y vivir en un sitio que me va a quitar justo lo que ando buscando.
Supongo que, cuando de verdad sabes lo que quieres, empiezas a idear la manera de conseguirlo y quitarse las barreras que te impiden llegar a ello es lo primero.
Otra de las cosas que tenía claras es que mi dosis de ejercicio diaria tampoco era negociable. Así que, aunque a veces me pueda la pereza o se me tuerza el día, eso entra sí o sí en mi agenda. Es absurdo pensar que siempre entreno de la misma manera porque obviamente no siempre tengo la misma motivación. Noto que hay días en los que hago más y días en los que menos. Tampoco es cuestión de querer hacerlo todo perfecto pero sí tener claros tus objetivos y trabajar en ellos. No perder la visión ni el ritmo.
Y aquí donde me leéis, posiblemente no sea la más indicada para hablar de gestión de tiempo. Yo, que desde que empecé a trabajar recientemente, he visto cómo me faltaban horas para hacer cosas que antes hacía como actualizar este, mi blog J Pero bueno, he vuelto de mis vacaciones con mucha energía y muchas ganas de hacer las cosas mejor. Y uno de mis objetivos es precisamente ese, rascar minutos para poder publicar más a menudo. ¿Lo conseguiré?
Otro de mis objetivos es algo que estoy echando muy en falta también y que quiero recuperar sí o sí. Se llama 20.000 pasos diarios J (a parte de la rutina de deporte, sí). Y es que, antes de empezar a trabajar, mi pulsera cuenta pasos vibraba cada día al lograr el objetivo marcado. Pues bien, últimamente no vibra con tanta frecuencia así que, desde hoy, me comprometo a ir subiendo a mis stories al final del día (o semana) mi objetivo de pasos. Y a ver si, dejándolo por escrito, me sirve para cumplirlo. A mis lectores pongo por testigo de que… En fin, que se me va… xD
Hablando de redes sociales… Sabéis el tiempo que nos quitan, ¿verdad? Yo no suelo superar los 30 min en Instagram diarios pero ha sido irme de vacaciones y con tanto postureo y publicación, he llegado a 1h50min el día que más. ¡Maaadre mía, casi na! ¿Imaginas poder dedicar ese tiempo a esas otras cosas que dices poder no hacer por “falta de tiempo”?
Otra cosilla que os puede ayudar es el CONTEXTO. Esto lo he aprendido recientemente siguiendo y escuchando a Joan Gallardo. Este señor muy crack lee bastantes libros pero no por disponer o tirarse 1h seguida leyendo de corrido sino por ir acumulando pequeños ratos de lectura que, a lo largo del día, se convierten en muchas páginas y, al final de mes, en muchos libros. Aprovecha tiempos muertos para dedicárselo a esto. De ahí la importancia del contexto. De llevar siempre uno encima porque nunca sabes en qué momento te puede servir. Es como lo de rodearse de buenos alimentos en el realfooding, pues lo mismo.
Y, hablando de libros, os recomiendo “El sinsentido común”, de Borja Vilaseca. Es el último y único que he leído en estos días de relax. Y lo de “único” tiene una explicación. Y es que yo, que a veces peco de optimista (nada realista, mejor dicho) me llevé 4 libros para 5 días de playa. Y eso, que leí uno y ya. XD
Dicho esto y viendo que ya estoy desvariando, vamos a dejarlo aquí. Empezar hablando de gestión de tiempo para terminar recomendando libros no es presagio de nada bueno XD! En fin, con esta energía postvacacional y el síndrome pre-incorporación al trabajo que me envuelve, os dejo por hoy. Espero que sea por poco tiempo y poder contaros pronto mi aventura en la isla de Fuerteventura por si os inspira 🙂