Lo sé, a mí tampoco me va la sangre ni estoy a favor de las batallas campales pero, a veces, there is no choice. It is what it is.
Pero bueno, todo esto te lo desvelo al final. Vamos a empezar por el principio. Míriam, ¿por qué “metamorfoseando”?
Pues mira…Esta palabra me lleva acompañando mucho tiempo. Desde 2006 o así. Por entonces no existía Instagram pero usábamos el fotolog y myspace para dar rienda suelta a nuestras movidas mentales XD! Pues bien… Mi fotolog llevaba por nombre metamorfoseando.com
No sé muy bien qué pasó por mi cabeza para elegir esa palabra por entonces. Ahora bien, no creo que fuera casualidad. Cuanto más tiempo paso por la vida y más analizo, más cuenta me doy de que todo es cíclico, de que los hechos se conectan entre sí. Hay un porqué. Hay un sentido. No es casual, es causal.
Las mariposas nunca han sido mi animal favorito. Yo soy más de leones. Pero creo que, desde siempre, la metamorfosis ha estado presente en mi vida.
¿Y qué animal representa la metamorfosis? La mariposa, claro. Creo que no es su belleza o delicadeza en sí lo que me atrae (que también) sino la mariposa como símbolo de transición, evolución y crecimiento. El concepto, vamos.
Las mariposas son famosas por sufrir una metamorfosis completa como parte de su desarrollo. “Metamorfosis” viene del grigo “meta” (cambio) y morfo (forma). Cambio de forma, transformación.
La metamorfosis de oruga a mariposa es un espectáculo que demuestra lo increíble que es la naturaleza. Antes de convertirse en adulto, pasa por ser un huevo, una larva, una crisálida y finalmente, cuando está lista, abre sus alas y se prepara para volar.
Podemos aprender muchas lecciones a partir del ciclo de vida de las mariposas. El proceso se relaciona de muchas maneras con nuestros propios momentos de transformación. Momentos de transformación físicos y emocionales. Que se inician en la adolescencia, con un cambio de voz y de curvas. Y que duran eternamente, toda la vida.
De ahí que elija la palabra metamorfoseando, en gerundio. Porque la acción de transformación continua en el presente y se extiende al futuro. No es un past tense de esos que veíamos en el colegio. No es un participio.
Cada etapa por la que pasamos en la vida es necesaria para experimentar la siguiente y la siguiente y la siguiente. La vida no nos manda lo que queremos sino lo que necesitamos aprender en cada momento. No te da las personas que andas buscando sino las que, en ese momento, necesitas.
Y por eso creo que, en el fondo, todos somos larvas destinadas a convertirnos en mariposas algún día. El problema es que para que la mariposa exista, la larva debe morir. Y nos da miedo que así sea.
Llevado a nuestro caso… Muchas antiguas creencias que tenemos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre la realidad tienen que morir para dar paso a nuevas ideas y conceptos.
Me ha llevado mucho tiempo comprenderlo pero ahora sé que no es posible cambiar ni evolucionar si no nos cuestionamos nuestras propias construcciones mentales. Sí, esas que nos han transmitido desde pequeños, en nuestra familia, nuestros amigos, nuestros grupos de referencia.
Quizá te cueste creerme pero es increíble cómo los mensajes que te lanzaron de pequeño han condicionado lo que eres ahora o cómo ves el mundo. La buena noticia es que ese mundo “no existe” como tal, puede que no sea como te han contado. Puede que haya otra manera de verlo.
Pero para poder mirarlo de otro modo, tienes que cambiar de gafas. Y no, esto no es una imposición. Si a ti te gusta el mundo que ves desde tu óptica, no tienes por qué querer cambiar de lentes. Sólo digo que, a veces, la tecnología mejora, sacan nuevos diseños y puedes querer probar otras diferentes para ver cómo te ves con ellas. De todos modos, tu vieja realidad (o tus viejas gafas) ya la conoces y vas a poder volver a ella cuando quieras.
Tus ideas del pasado te han convertido en lo que eres ahora pero lo que decidas pensar a partir de hoy, creará tu “yo” del mañana. Tú eres la única persona que piensa en tu mente, tú creas tus experiencias.
Y no, esto no es algo que surja de la noche a la mañana. Esto lleva un proceso. Esto es un camino de autodescubrimiento. No te digo que sea sencillo porque implica renunciar a creencias a las que te has aferrado toda tu vida y porque cuestionarte quién eres a veces es doloroso. Te encuentras con cosas que no te gustan y suponen un desafío y un reto.
Pero también te digo que si decides dar el paso, realmente vas a encontrar sentido a lo que haces, por qué lo haces y cómo puedes dejarlo atrás si no te es útil en tu vida ni te está llevando a conseguir los resultados que quieres.
Como decía Stephanie Marshall: “agregar alas a las orugas no crea mariposas, crea orugas incómodas y disfuncionales. Las mariposas se crean a través de la transformación.”
Y como la vida es cíclica, me gusta terminar como empiezo. Recuérdalo: si quieres ser mariposa, quizá la oruga que llevas dentro tenga que morir. Y esto no es malo. Le damos las gracias porque ha sido quien nos ha traído a este momento, hasta aquí hoy. Pero que nos haya acompañado toda la vida no significa que tenga que seguir haciéndolo en el futuro. Quizá ya hemos aprendido lo que teníamos que aprender de ella y queramos abrirnos a nuevas ideas, a volar y a explorar el mundo por nuestra cuenta.